Soy maestra...sí, sí...MAESTRA. Cuando era chica quería ser carpintera...pero por alguna razón(o no) hoy soy maestra.
En mis casi 20 años de docencia tuve la ¿suerte? de tener 1º grado.
En el profesorado, allá por el año 1989, estudiamos los diferentes métodos de enseñanza de la lecto escritura. Todos los métodos se basaban en lo mismo: no servían. Porque la verdad absoluta en el tema la traía a la docencia, una psicóloga. Esta noble mujer, un día se despertó con ganas de encontrar un cachitito así de psicología genética, en la adquisición de la lecto-escritura. Hizo muuuuuuchas observaciones en niños a los que hacía escribir(aún sin saber escribir), entre muuuuchas otras cosas. Sacó sus conclusiones y las dio a conocer.
Lo que pasó después es otro tema...yo me la imagino, gritando desencajada en el balcón de la casa rosada Ey!!!!! Esa no era mi intención!!!! Pero no lo hizo. Y quedó lo quedó.
En mis primeros años de docencia trabajé con chicos que no tuvieron la suerte de asistir a Jardín de Infantes. Entonces empezaba de cero. En el año 1997 titularicé en una escuela graaaaande, donde 1º grado era una aula graaaaaande, llena de chicos...que habían hecho hasta 3 salas de jardín. Chicos que ya disfrutaban eso de estar todos juntos, muy juntitos para tomar el té. Ya no los sorprendía un títere. Ya conocían muchos cuentos. Ya habían pintado con pincel, con lápiz, sobre papel de lija y sobre cartulina. Ya habían dibujado animalitos. Ya habían cantado canciones. Ya habían bailado el candombe. En fin, chicos dispuestos a dar el gran salto: sí, ese, el de escribir.
Y ahí estaba yo, dispuesta a empezar con ellos.
Hoy, después de probar, de leer, de chusmear, de preguntar, de volver a probar... no sé bien cómo, creé este blog.
Y aquí está él, dispuesto a empezar conmigo.
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